Cine de Verano

Abro los ojos, estoy sentado.

Miro a mi alrededor y advierto que estoy en un cine de verano. No hay nadie y en la pantalla se proyecta una luz blanca, casi cegadora.

La incomodidad de la silla de madera me obliga a levantarme al tiempo que giro sobre mi mismo para observar el espacio de mi espalda: vacío.

Mi cabeza se interpone entre el haz de luz y la pared, pero no se dibuja sombra alguna en ella; permanece pulcra e impertérrita.

Echo a andar hacia la sala de proyección. La escalera de subida que conecta con ella se estira en mis narices y los peldaños aumentan hasta superar mi altura. Respiro hondo y comienzo a ascender. La piedra con la que están hechos los escalones abrasa mis manos borrando las huellas de mis dedos. Exhausto, alcanzo la estancia, empujo la puerta y me introduzco dentro. Sólo veo el proyector encendido, sin cinta.

Al instante escucho una respiración entrecortada, viene de detrás de la puerta. Me armo de valor y miro tras ella: Soy yo. Permanezco de pie estupefacto, horrorizado, observando una imagen de mi que no puede ser yo, es imposible.

Mi otro 'yo' está sentado en el suelo con la cabeza apoyada en la pared y las rodillas dobladas. Tapa sus ojos con la palma de la mano izquierda intentando evitar que algo se escape de ellos. Es tarde, una lágrima ya se escurre por su mejilla amenazando con presentarse en la comisura de los labios.

Balbuceante expresa: "Lo siento...se me acabó la película".

Conmovido, le ofrezco mi mano y le izo. Intento consolarle diciéndole que no tiene importancia pero desolado contesta: "Ya no vendrá nadie".

Coloco mi mano en su hombro y me mira a los ojos por primera vez. Los suyos están tan enrojecidos que ni siquiera se adivina el color del iris. Le abrazo, lo está pidiendo a gritos. Me agarra tan fuerte que no podría zafarme aunque quisiera.

Unidos, nos colocamos tras el proyector y miramos la pantalla a través del pequeño agujero por el que se vierte el haz.

Entonces me invade la angustia. Puede que tenga razón. Puede que ya no venga nadie, puede que no queden más películas que poner...

No, no, eso es absurdo. No tiene sentido. Me tomo un momento para convencerme de ello y expreso de manera firme y rotunda:

"Volverán niño. Ya lo verás. Volverán"

Por Ormuz.

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