Que no estás

Te echo de menos, no me duele admitirlo, esa es la verdad. 

Sin ti nada es lo mismo. Ni el antes, ni el después, ni lo que ocurre entre ellos. Nada, nada es lo mismo ya.

Te echo de menos a ti, no a tu olor rancio, terco y obstinado; ni a tu tacto áspero y seco; ni a tus besos ardientes de cartón y lija; ni a tu tinte amarillento; ni a tu legado mortal. Sólo a ti, aún a sabiendas de que eres trágicamente inherente a todo ello.

Eras mi vicio confesable y te dejé. Yo que siempre me declaré orgulloso corrompido por tu aspecto y por tu gracia. Como si fueras una estrella de cine o de rock, ofuscado por tu fama.

Te echo de menos, no me duele admitirlo, eso no, eso nunca.

Pero si me duele, y mucho, me duele que no estás.

Por Ormuz

Comentarios