Me observan resignados,
la mano está marcada
y el cuento es crónico.
El pulso de la calle perturba mi mirada
al volver.
Escenas virtuales
de formas inventadas
son siempre erráticas.
Sabed que fue la bestia la que me aconsejaba
a morder.
Controles mal llevados,
derrotas esperadas
y el tiempo es único.
Hoy nadie pide nada y el cuerdo volverá a
enloquecer.
No habrá huevos a acabar el show.
Todo es suficientemente raro
como para despreciar mi voz
en licores aguados.
La pericia está en romper con Dios,
aunque nunca fuimos aliados.
Oigo risas en el ascensor:
apuesto a que bajamos.
Todo está tan claro
como cuando escribes
en letras de neón.
Que este mundo falso
es tan real como las ganas
que te queden por ganar.
O ríndete.
Por Ormuz
Comentarios