La desgracia del fotógrafo (IV/V)

Pau se mantenía en pie frente a la ventana. Sólo quería apartar por un momento los recuerdos que volvían hirientes como lascas de hielo al repasarlos en voz alta.

Afuera la vida seguía su curso, inconsciente del fotógrafo y sus preocupaciones. Mientras, Manu seguía sentado en su sillón, maldiciendo la pausa con la que el narrador había castigado su intriga.

- Bueno…sigue… ¿qué pasó después?

- Nada más.

- ¡No puede ser! Me estás tomando el pelo…- su lengua se trabó por la acumulación de las carcajadas.

La actitud burlesca de Manu provocó una profunda indignación en el fotógrafo que se volvió decidido a reprenderle enérgicamente. A pesar de ello, y fruto de la tensión acumulada, no pudo contener una leve mueca que empezó a delinearse en su cara y que le derivó hacia el estado hilarante en que el otro ya se encontraba.

- Joder Pau… - Manu intentaba frenar las risotadas secándose las lágrimas con la palma de las manos - Me gusta verte así, últimamente estás demasiado rígido, tienes que aflojar de vez en cuando.

- Tienes razón, pero a veces me gana la angustia.

Lo que Pau no revelaba era que Jess continuaba al margen de todo aquello y eso alimentaba su pesar: saber que cada minuto que pasaba era uno menos para sincerarse con ella. Y que a cada segundo, se hacía aún más difícil, casi irrealizable.

- ¿Angustia?...a esa que la jodan… ¿Un trago?

- Sí. Bourbon con hielo.

- Por cierto, – continuó mientras abría el minibar – tengo un montón de modelos interesadas en posar para ti, se ha corrido la voz y tengo el teléfono que echa humo.

- No habrá más sesiones… ya tengo lo que necesitaba…

La sorpresa de Manu le mantuvo con la botella en una mano y el vaso vacío en la otra.

- ¿Cómo? No entiendo, me dijiste que…

- Ya sé lo que dije, pero cuando estaba revelando las fotos tuve esa sensación liberadora que sientes cuando has acabado. Así es que monté una muestra de la exposición en el estudio y…

- ¿Muestra? – exclamó el representante interrumpiéndole - ¿Y qué coño hacemos aquí?

Manu cogió atropelladamente la chaqueta y salió por la puerta dejando atrás al fotógrafo

- Pero ¿y la copa?– ausente de respuesta, el vaso quedó vacío sobre la mesa del despacho.

Pau abrió la puerta del estudio y dejó entrar a su expectante amigo. Las luces estaban encendidas y el pasillo de entrada cuajado de fotografías en la pared de la derecha. Todas en fila a la misma altura, todas de tamaño pequeño y todas en blanco y negro.

Manu fue observando cada una con detenimiento, muy de cerca y con riguroso mutismo, como solía hacer siempre. Las imágenes mostraban a la modelo en lo que parecía una sesión de cierto valor técnico pero sin contenido artístico alguno. Vestía zapatos negros de suela plana, falda de volantes negra por debajo de la rodilla y camiseta roja de tirante grueso.

Conforme avanzaba, observaba como la calidez de sus gestos aumentaba aunque defendiendo siempre la misma expresión contenida. Aquello le trajo a la memoria cuando conoció a la modelo que ahora escrutaba impresa en papel fotográfico. "Macarena" recordó. Revisado el último retrato, se volvió hacia el fotógrafo con el aspecto de quien no había entendido nada. Éste le instó a atravesar el pórtico que daba fin al corredor con un golpe de cervicales.

Manu se introdujo en la estancia contigua. Pau observó desde pasillo como rotaba sobre sí mismo hacia su izquierda y se clavaba reflejando en su cara un semblante impertérrito. "Vaya, parece que no le ha gustado" se dijo. Nada más lejos de la realidad, el representante no podía ver la obra del autor, alguien se interponía ante ella.

- Hola Jess – dijo Manu titubeante

Ésta se colocó frente a él sin articular verbo alguno. Acto seguido se percató de la presencia del fotógrafo y obvió la del acompañante.

- Hola Pau, ¿no saludas?

- Jess cariño, ¿qué haces aquí? – Pau se acercó para recibirla con un beso tratando de mantener la compostura, pero la inmovilidad de su compañera aclaraba que ya era tarde.

- Tenía curiosidad por ver que era lo que tanto te absorbía y no querías contarme. Pero ya que está aquí el autor quizás pueda hacerme entender de qué va todo esto.

- Jess…Yo quería contarte pero no sabía como y…

- Pau déjalo. Ni siquiera voy a preguntarte si te has acostado con ella, eso no me importa. Lo que no entiendo es por qué no me habías hablado de esto. Sólo contéstame a una cosa: ¿Sientes algo por esa mujer?

El fotógrafo dudó por un instante, precisamente esa era la pregunta que no se había atrevido a hacerse a sí mismo por temor a la respuesta. Jess comprendió entonces que tampoco quería escucharla. No dijo nada más, no volvió la mirada hacia la de él, simplemente se encaminó hacia la salida y cerró la puerta tras de sí.

- Pau… - Manu quiso arropar a su amigo pero éste no le dejó opción

- Déjame solo por favor

Haciendo caso de la orden siguió el mismo camino que Jess había tomado. Cuando se disponía a girar el pomo y salir al exterior escuchó como Pau enunciaba otro mandato:

- Llama a Maca e invítala a la exposición.

Manu quiso volverse pero entendió que no era algo que admitiera discusión. Prosiguió con su acción inicial y se echó a la calle.

Una vez solo, Pau respiró hondo y se situó frente al retrato que había provocado la marcha de Jess. La imagen ocupaba toda la altura de la estancia y contenía la cara de la modelo a todo color. Ella se mordía el labio inferior y protegía la expresión de su mirada con los ojos cerrados. Pau recorría el trazo de los tirabuzones de su pelo rojo que se trababan sobre un rostro coloreado en bermellón por la calidez del éxtasis.

El fotógrafo cerró sus párpados entonces. Quería revivir el momento de la instantánea mientras una frase redundante rebotaba, una y otra vez, en su cabeza:

“¿Sientes algo por esa mujer?"

(Continuará...)

Por Ormuz

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