Kulo de Botella

Discoteca Kasbah // Cáceres // Finales de los 90

- Hijos de puta, que buenos son...

Javi arrojaba aquellas palabras al aire sin intención alguna de comenzar conversación, y tanto daba pues Álex, absorto, no le estaba prestando atención; sólo contemplaba como los Kulo de Botella se marcaban un conciertazo en una sala subterránea y claustrofóbica, repleta de columnas, que por primera vez albergaba un festival con grupos punky, heavy y lo que quiera que fuera que hacían aquellos locos geniales.

- Puto Fefe, que máquina... - dijo Álex

Encima del escenario, Fefe exprimía al máximo su bajo; en el centro, Koko, desatado, hacía de las suyas al micro; con él Gabri hacía lo propio a las voces; a su lado, Chino brotaba sonidos inimaginables de las seis cuerdas mientras a su espalda, Palma y Karlos se compenetraban con la percu y batería como si fueran almas gemelas.

Sumidos y cegados por el singular orbe de Kulo de Botella, la pareja de pasmados se vio interrumpida por el vacilante abordaje de una chica menuda de piel blanca y ropa negra cuyo flequillo le cubría medio rostro. Álex tuvo que ofrecerle su oído cuando ella quiso hablarle, pues su frágil susurro, endeble, acaso tímido, no despegaba mucho más allá de aquellos pálidos y delgados labios.

- Cuando me invitaste no me dijiste que habíais montado el festival para recaudar fondos para vuestro colectivo anarka...Atika se llamaba, ¿no?

- Eso es, cuando quieras vente a una asamblea

- ¡Claro que sí! Ya me dirás cuando es la próxima...ahora te veo...

- Hasta ahora...

- ¿Ves Álex? Te dije que funcionaría - se jactaba orgulloso Javi, aunque tanto daba pues Álex, absorto, no le estaba prestando atención.

Ormuz

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