Te reconozco con claridad, cuando saltas de orbital en orbital con el desafío cuántico de perder el equilibrio, mantenerte despierto y no dormir jamás.
Te reconozco como eres, cuando elevas sumatorios de manera exponencial con las prisas de un fotón iluminando la nada.
Te reconozco vagamente, cuando vuelves disfrazado en colores de criptón y perviertes la tangente de funciones senoidales mientras flotas ingrávido en universos paralelos.
No te reconozco,ni quiero, cuando desaceleras uniformemente, tiendes a cero, te vuelves infinitesimal y te paras y te estancas.
Por Ormuz.
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