La desgracia del fotógrafo (V y final ; Primera parte)

Como el hombre con rayos x en los ojos: así esforzaba su vista Pau a través del gentío. Nada le importaba que la exposición resultara un éxito de asistencia. Altos cargos políticos y ejecutivos, artistas de renombre, coleccionistas reconocidos y famosos de toda clase e índole abarrotaban la sala y se agolpaban ante el bufete de los canapés. Él, sin embargo, despachaba los acercamientos de todos ellos con un repetitivo y prefabricado "Gracias por venir, espero que le haya gustado". Ni siquiera prestaba atención a las conclusiones que los presentes vertían, en corrillos de petit comité, sobre su obra con frases tan altisonantes como osadas:

"Muestra la liberación de la mujer a través de su sexualidad" ó "No hay duda,esta es la tendencia de la expresión erótica en el siglo XXI".

Todos ellos enunciados ante los que Pau hubiera brincado como un resorte con un escueto "Usted no tiene idea de lo que habla, caballero" – o señora en su caso-. Y se dice hubiera porque no hubo, que ya estaba su mente demasiado ocupada como para procesar otro tipo de información que no fuera la anhelada aparición de su modelo.

Eso es, el fotógrafo había tomado una decisión que, forzada por la huida de Jess, le había envalentonado y resuelto a lanzarse sobre su musa, de modo que sobraran las peticiones o las ofertas. Esa era la idea, ese era el plan…si se presentaba.

- Manu, ¿te dijo que vendría? – preguntó impaciente Pau

- Que si joder, estará al caer. Tú atiende a tu público, te recuerdo que esta es la parte comercial de tu trabajo… Por cierto, no pensaba decírtelo hasta dentro de un rato, pero ya hay resultados de ventas.

- ¿Resultados? ¿Qué resultados? – la palabra ´ventas´ devolvió a Pau a la realidad del evento; aun así, no cesaba de cascarse los dedos por la tensión de la espera.

- Pues la pieza principal de la exposición está vendida – Manu pronunció estas palabras con un alzamiento de barbilla que marcaba su orgullo hinchado.

- ¿Tan pronto? ¿Quién es?

- No ha querido dejar su nombre, la operación la ha cerrado un gestor privado. Debe ser algún ricachón caprichoso, ha pedido llevárselo esta misma noche.

- ¿Esta misma noche?…

Esa interrogación se descontroló en su garganta y sonó con fuerza en toda la estancia, tanto que Pau quedó avergonzado. Esa interrogación tal vez se habría atenuado entre el bullicio de no ser porque súbitamente, y como por orden de algún hechizo arcano, ése desapareció de la sala.

Toda la élite allí concurrida se volvió hacia el cuadro culmen de la exposición, y no por no haberlo visto con anterioridad sino por quien lo estaba haciendo entonces. "Ahí estás"

Ella vestía igual que en la sesión de fotos, la misma falda, el mismo peinado. Plantada firme en el suelo observaba altiva su imagen mientras el autor se abría paso entre la masa. Próximo a su espalda, la asió por los hombros y la giró sobre sí misma para besarla como nunca la habían besado, como los grandes galanes del cine, como Bogart. Durante ese ósculo de celuloide Pau reconoció algo familiar que le forzó a separarse:

(En la próxima entrega el desenlace final)

Por Ormuz

Comentarios