Amazon

Me gustan las piezas del puzzle que no encajan, esas que parecen intrusas y son desechadas por inútiles y deformes en la uniformidad de su mundo de cartón. No sabría explicar porqué la verdad pero siempre me han atraído y por eso las rescato y las guardo bajo mi almohada para repasar sus bordes, una a una, antes de dormir.




Pero más, mucho más, me gustan esas piezas que se pierden y dejan el rompecabezas inconcluso y sin sentido, falto de su propia esencia y finalidad. Esas me fascinan, me obsesionan, seguramente por inalcanzables, como el amor no correspondido.




A menudo imagino que se reúnen  todas en el lugar donde sea que van a parar. Una especie de retiro de fichas de cartón en la que acuden a terapia intentando averiguar qué son y porqué están allí. Puede que buscando, inútilmente, formar un nuevo puzzle que las incluya a todas, sin huecos libres, sin fisuras...





Pobre de ellas, alguien debería advertirles de la imposibilidad que persiguen. Quizás así, bajo esa nueva perspectiva, decidieran reciclarse de una vez y empezar de nuevo.

Si yo fuera una, elegiría sin duda ser caja de Amazon. Su vida es corta lo sé, pero con un poco de suerte ves algo de mundo antes de un nuevo uso y después quien sabe, el cielo (o un trastero) es el límite.

Álex Ormuz

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